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martes, 3 de julio de 2012

LA CASA DE LA ALMUDENA: EL SÍ A LA ACOGIDA COMO OPCION DE VIDA



Hoy en día los Estados tienen grandes problemas para gestionar los sistemas sanitarios y escolares, pero el problema no es la eficacia organizativa, sino en la disminución de la iniciativa de la persona, en la mengua del protagonismo (Bernhard Scholz)

El pasado 22 de junio se inauguró la Casa de la Almudena, un complejo socioeducativo y de acogida promovido por la Fundación Internacional de Educación.  Producto de la iniciativa de tres familias pertenecientes a la asociación Familias para la Acogida, la Casa de la Almudena se creó con la finalidad de brindar un entorno familiar a niños y jóvenes tutelados por la administración pública, por encontrarse en situación de riesgo o desamparo.


El proyecto de la Casa de la Almudena nació en 2005 de la amistad de tres matrimonios -Belén Cabello y Juan Ramón de la Serna, Estrella Ferrón y Eduardo García Serrano, así como Teresa Díaz y Juan Orellana-, que sintieron la necesidad de estar acompañados en la experiencia de la acogida. 

En 2006, algunos miembros de las familias acogedoras viajaron a Italia, para conocer la experiencia de la Fundación Cometa, complejo en el cual vivían cuatro familias y que tenían -junto con sus hijos biológicos- veinticuatro menores acogidos.  Igualmente, conocieron otras iniciativas en Monte Cremasco y en Génova.  La fascinación experimentada, les hizo reconocer que esa unidad correspondía a lo que ellos querían.

De vuelta a España comenzaron un recorrido de años para verificar, clarificar juntos, discernir los pasos y profundizar en las motivaciones.  Se sucedieron dos hechos decisivos que señalaron el camino:  la cesión del terreno por el Arzobispado de Madrid y la aceptación del proyecto por parte de la Fundación Internacional de Educación (FIE).  Al proyecto se le fueron sumando otras realidades, con distintas fórmulas de colaboración, como la CESAL o el centro de inmigrantes CEPI.  En 2011, con la bendición de la primera piedra por parte del Papa Benedicto XVI, comenzó la construcción de la Casa de La Almudena. 

A semejanza de la Fundación Cometa en Italia, la Casa de La Almudena está constituida por tres viviendas en las cuales las familias de acogida, brindarán un entorno familiar a niños que se encuentran en espera en centros de menores.  Igualmente, cuenta con una Casa Materno-Infantil, en la cual madres jóvenes –con hijos a cargo- en situación vulnerable, serán acompañadas por las familias de acogida, hasta que su situación se estabilice y alcancen su independencia.  El Centro de Apoyo Infantil y Juvenil está destinado a la realización de actividades de apoyo escolar, deportivas y culturales, de formación profesional, así como jornadas de convivencia, para menores en riesgo de exclusión social.

Esta iniciativa es pionera en España, en el sentido de que en el acogimiento temporal -a diferencia del acogimiento pre-adoptivo- existe una previsión de retorno del niño con su familia biológica.  Antes que ser temida, la relación con la familia biológica es considerada beneficiosa, pues el carácter del acogimiento tiene que prever siempre la posibilidad de la reunificación.  Precisamente el trabajo del acogimiento persigue que esto sea posible.

“… en ese sentido, para nosotros es muy importante y muy interesante esta fórmula, porque nos permite tener un trabajo con las familias biológicas, con vistas a poder ayudarles a que, cuanto antes, estén en una situación de que el niño pueda retornar con ellos…” (Juan Orellana)

Asimismo, el entorno y la experimentación de una dinámica familiar, le ofrece al niño la oportunidad de crear un vínculo y un apego que probablemente no podría establecer en una institución.  Según Juan Orellana, para los niños es una experiencia familiar dilatada porque, al tener cerca a sus padres biológicos y estar bajo la tutela de los padres de acogida, hace que se ensanche esa experiencia de convivencia y de dinámica familiar. 

La Casa Materno – Infantil es una ayuda concreta a mujeres embarazadas que atraviesan un mal momento personal o económico, a madres muy jóvenes, con problemas graves en sus relaciones familiares o sociales o en riesgo de exclusión social. La meta -además de darles las herramientas necesarias para que puedan alcanzar su estabilidad e independencia- es evitar que se desarticule el núcleo familiar, al ayudarlas a permanecer con la tutela y guarda de sus hijos, así como de enseñarlas a ser madres a través del ejemplo ofrecido por las familias que llevan adelante el proyecto.

“Por supuesto, se basa en un proyecto profesional, con unos objetivos, para que ellas puedan caminar hacia la independencia, pero teniendo muy cerca la compañía de unas madres (…) las que van a estar más presentes para ellas, como figuras, somos nosotras:  Teresa, Estrella y Yo, para poder enseñarlas y ser, a su vez, un poco madre de ellas, que casi todas necesitan una madre, porque muchas no la han tenido…” (Belén Cabello)

El Centro de Apoyo Infantil y Juvenil atenderá a menores en riesgo de exclusión social, así como a sus familias, a través de programas de apoyo escolar, ocio y tiempo libre, mediación familiar y formación laboral.  Incluye aulas profesionales para jóvenes y un centro de día, con el fin de evitar el fracaso escolar, la exclusión social y el desarraigo familiar.  

Según Fernando Morán, coordinador del curso de camareros, se comenzó a trabajar con los jóvenes a través de actividades de ocio y de deporte.  Sin embargo, ello no bastaba.  Y fueron los beneficiarios del proyecto quienes comenzaron a solicitar capacitación para el trabajo.  De allí que se decidiera desarrollar el curso de camareros, en el cual se les enseña literalmente los retos del trabajo que van a desempeñar, con un horario, una responsabilidad, un jefe y un cliente real.

“…El método que tenemos con nuestros jóvenes es el mismo con el que he sido educado yo.  Y es una mirada que abraza lo que soy yo (…) Lo que yo he aprendido y los demás, las primeras personas que hemos estado implicadas en este curso, es verdaderamente a que en la vida lo importante es estar acompañados (...) Es más fundamental el que ellos tengan un sitio donde puedan apoyarse.  Y de eso aprendo yo también.”

La experiencia de los protagonistas que han llevado a cabo el proyecto de La Casa de la Almudena, pone de manifiesto la importancia de entender que el principal actor de la subsidiariedad es el individuo y no el Estado.  Es el hombre que vela por el hombre el garante de la superación de las crisis sociales y económicas.  Es el Estado quien debe acompañar las iniciativas de los particulares y no a la inversa.  Son los individuos quienes conocen la realidad de su entorno.  Por ende, ¿quién mejor para solventar las necesidades que la propia persona? 

Sin embargo, es un imperativo la enseñanza de la importancia de perseguir la verdadera vocación en la vida, así como la experimentación del placer de ser de utilidad para otro y no en la atención de las propias necesidades o caprichos.  La persecución de la propia vocación implica un riesgo, un riesgo que sólo puede ser enfrentado en compañía de otros que persiguen las mismas metas. 

“…Es muy importante vivir relaciones verdaderas que ayudan a asumir la propia responsabilidad sin ser sustituido. El gran enemigo de la persona es la soledad, porque el hombre encerrado en sí mismo se pierde…” Bernhard Scholz